152. Nunca fue ninguna otra
Eryx no olía a sangre, lo que quería decir que él no mató a su madre.
—Has venido demasiado pronto, pensé que terminarías con todos.
—Ese es un deleite que disfrutaré, aún me faltan quienes más te hicieron sufrir con ese maldito ataque, pero nadie saldrá impune. Ni siquiera tu padre, pagará por todo lo que te hizo, de hecho, ya ha empezado a hacerlo. Tomaremos su manada como tuya, compañera. Pondré el mundo a tus pies y a nadie le quedará duda lo que somos capaces de hacer a quien intenta jodernos.
Lana sintió que su corazón se detenía en ese instante.
Había llegado el momento de hablar.
—He recordado todo —confesó ella con la voz temblorosa pero firme—. Lo que Zoe me dijo... lo que hiciste por mí. ¿Por qué no me lo contaste?
Eryx no apartó la mirada. Su mano en la nuca se apretó ligeramente, inclinándola hacia atrás con esa suavidad implacable que la volvía loca.
Sus labios quedaron a un milímetros de los de ella, compartiendo el mismo aliento caliente y sus ojos se encontraron trasm