141. Vamos a casa
Lentamente él se arrodilló frente a ella en forma humana, Lana se fijó en el torso desnudo cubierto de sangre y arañazos, él no estaba totalmente desnudo porque llevaba un pantalón, su presencia la envolvió por completo. Sus ojos oscuros la miraban con una intensidad que le cortó la respiración.
Detrás de él, en un semicírculo respetuoso, al menos treinta lobos de la manada observaban en silencio. Algunos en forma lobuna, otros humanos. Todos con la cabeza ligeramente inclinada. Todos con una expresión que Lana nunca había visto dirigida hacia ella o por lo menos, no antes de huir embarazada, reverencia.
Todo había cambiado tanto desde que había vuelto y ahora lo recordaba.
Se sentía aturdida.
—Luna —dijo uno de los machos con voz grave y clara.
Lana palideció había escuchado aquello cuando Eryx la trajo de vuelta pero ahora que lo recordaba, todo, no sabía cómo reaccionar ante ese título.
El recuerdo de la noche en que huyó de la manada embarazada, la sacudió porque Eryx estaba junto