114. ¡No la toquen!
Su lobo interior estaba completamente desquiciado. En ese momento, al punto en que no podía controlarse.
Su hembra huyendo, sus hijos llorando, otro macho metiendo las manos donde no debía.
El Alfa rugió y se fue directo a Axel.
El médico intentó detenerlo pero fue un error.
Eryx lo tomó del cuello como si fuera un muñeco y lo estrelló contra el suelo, el impacto resonó pero Eryx no se detuvo.
—¡Aléjate de mi Luna! —bramó el Alfa fuera de sí.
Axel escupió sangre y cayó a un costado inmóvil.
Pero Eryx ya no lo miraba, solo tenía un objetivo.
Lana.
Sus cachorros.
Su familia.
Ellos eran lo único que él veía.
Laura jadeaba, desesperada, llegó al estacionamiento y tiró la puerta del auto, para después meter a los cachorros dentro como si estuviera escapando del apocalipsis.
—¡Rápido, rápido! —susurraba desesperada, temerosa de que Lana se enterara de las mentiras que durante ese mes alimentó.
No quería perder a su hija porque ya la había perdido una vez, pero al girar para buscar a los cach