106. No me iré sin ella
Eryx activó el vínculo listo para comenzar una guerra.
—Evander, Mikael —gruñó él por el link telepático su manada—. Todos a mi ubicación. Ya.
Su voz resonó firme y brutal.
Antes de salir de su territorio había enviado a Mikael a dar aviso a los otros Alfas de que la guerra comenzaría antes de lo planeado.
Todos habían aceptado.
Ante su orden, no hubo preguntas.
No hubo dudas, solo obediencia automática.
—Alfa, estamos en camino.
Miró hacia adelante, hacia esa maldita la frontera, ese bosque ajeno que lo separaba de su hembra.
Se había contenido durante meses para no iniciar la masacre que había imaginado por siglos desde la traición de su madre porque estaba completamente desquiciado buscando a su hembra, pero ahora más que nunca no había nada que no le impidiera entrar a por su mujer.
Eryx respiró hondo, forzándose a recuperar el control.
Su pecho ardía de rabia y dolor, necesitaba desesperadamente llegar a ella, tenía que verla, ver cómo su cachorro venía al mundo.
Sus a