105. Los voy a destruir a todos
El bosque no recordaba una época más oscura que esos meses.
Eryx había perdido toda calma, todo rastro de control, toda parte de sí que no fuera furia.
Había enviado machos por todo el territorio humano, en las ciudades, en los pueblos, en cada rincón donde un lobo pudiera estar.
"—Busquen a mi hembra."
Esa había sido su orden directa.
Pero nadie había dado con Lana.
Los niños escondían el rostro al ver a su Alfa pasar, las hembras bajaban la mirada temblando y los machos se entrenaban hasta sangrar por miedo a decepcionarlo.
Eryx se había convertido en un animal herido y una bestia herida era lo más peligroso que existía.
Cuando la marca ardía, Eryx destruía todo.
Cuando un humano mencionaba una hembra parecida a Lana, el Alfa lo interrogaba con los dedos hundidos en su garganta.
La manada rezaba ahora noa la Luna, sino a Lana.
Porque su regreso era lo único que devolvería al Alfa la cordura.
Pero ella no regresó y Eryx se volvió más duro, letal, más sangriento que nunca.
Esta mañana