Elizabeth.-
Me detengo en seco cuando las puertas del ascensor del último piso de la empresa se abren y frente a nosotros se extiende un helicóptero, miro a Bastián que sonríe engreído al ver mi cara de sorpresa.
— ¿A dónde vamos? – Me toma de la mano y prácticamente camino por la inercia de ver lo que será nuestro transporte esta noche.
— ¿Tienes miedo? –Abro la boca y vuelvo a cerrarla meditando mi respuesta. – Tranquila. Sé pilotar Liz – Sonrío cuando menciona mi apodo, se escucha tan bien en sus labios.
— No respondes a mi pregunta inicial ¿A dónde vamos?
— Es una sorpresa –Me abre la puerta del copiloto, me ayuda con el cinturón y luego me coloca los audífonos, lo veo rodear hasta que entrar y se acomoda con una tremenda sonrisa. Lo veo fascinada apretando los botones y verificando que todo esté en orden, toda el aura de Bastián es imponente con cualquier cosa que haga… detengo mis pensamientos y la lujuria aparece en mi mente ¿Será así de imponente en esa parte? Bueno, mucho