Bastián.-
Estoy sentado frente al vidrio observo las paredes de color gris, los barrotes y el posa manos lleno de suciedad, justo en el día del cumpleaños de mi esposa era el día de visita en la correccional donde se encontraba mi madre.
Puedo escuchar como resuena el activador que abre las rejas, mi madre aparece ante mi vistiendo un traje de color naranja, tiene ojeras adornando su rostro, atrás quedó la mujer elegante y sofisticada que vi toda mi vida tomo el auricular colocándolo en mi oreja.
— ¿Para qué me mandaste a llamar con tanta insistencia? ¿Me vas a decir que eres inocente? –Tiene los ojos rojos al borde del llanto–. No tengo todo el día tengo un cumpleaños que celebrar, habla.
— Soy inocente Bastián… –Suspiro con fuerza–. A.J. me engañó, fui una estúpida al firmar documentos sin ver que eran –Su voz se ahoga en el llanto.
— Lo que no entiendo, es la razón por la que siempre has confiado en A.J, sí era el hermano de mi padre, pero mientras él estuvo vivo, nunca lo vimo