El reflejo de Adriana en el espejo del baño de mujeres le devolvió una mirada que apenas reconocía. Había algo diferente en sus ojos, un brillo que no estaba allí antes de conocer a Lucien. Se inclinó hacia adelante, estudiando los pequeños cambios en su rostro: la forma en que sus labios parecían más llenos, como si estuvieran permanentemente hinchados por los besos robados en rincones oscuros; la manera en que su piel parecía brillar con una luminiscencia sobrenatural que ningún humano normal podría poseer.
"¿Quién eres ahora?", se preguntó en silencio.
La puerta del baño se abrió de golpe, interrumpiendo su introspección. Adriana se enderezó rápidamente, fingiendo retocarse el maquillaje mientras observaba por el espejo a la recién llegada.
Camila Reyes. La nueva estudiante de intercambio que hab&iacu