El sobre apareció bajo mi puerta como una serpiente silenciosa. Sin remitente, sin marcas, solo mi nombre escrito con una caligrafía elegante que comenzaba a resultarme familiar. Demasiado familiar.
Lo recogí con dedos temblorosos mientras sentía cómo mi corazón aceleraba su ritmo. La mansión de Lucien permanecía en silencio aquella mañana; él había salido para atender asuntos del clan y no regresaría hasta el anochecer. Estaba sola con aquel papel que parecía quemar entre mis dedos.
Rasgué el sobre y extraje la nota. Siete palabras que helaron mi sangre:
*"Lucien no te salvará siempre. Estás advertida."*
La dejé caer sobre la cama como si fuera veneno. Era la tercera nota en dos semanas. Las anteriores habían sido igual de crípticas: *"Los mestizos siempre pagan"* y *"Tu error tiene precio"*. Alguien sab&iacut