Capítulo 58-Alex

El teléfono de Erik suena, haciendo que pegue un salto en la silla donde me encontraba.

-Bueno, Alex, estás de suerte. Vamos a ayudarte -anuncia Sole.

-¿En serio? -pregunto incrédulo; La verdad, no puedo creer que quieran ayudarme, y más que su amigo Lucas quiera hacerlo.

-Sí, en serio -ella se toma unos segundos-. No sé por qué, pero le caes bien a Lucas y accedió a ayudarte -entona, quitándole importancia a la situación.

-Bien, gracias; y gracias a los chicos, les voy a deber una -expreso saltando en la silla, y Erik se aclara la garganta mirándome desde su lugar-. Sí, sí, a ti también -le digo, sabiendo a que se debía su carraspeo.

-Me la voy a cobrar -canturrea Sole desde el otro lado de línea.

-Yo también -concuerda Erik, quien me sonríe con complicidad.

-Bueno, Sole, en una hora nos vemos; cuando esté por llamar a la puerta te enviaré un mensaje, y dile a Gaby que en veinte pases por recepción a retirar la llave, ¿sí?

Esto tiene que salir bien, no puede salir mal, no hay forma de que salga mal; Lina va a escucharme, a como dé lugar.

-Recibido; Me siento como una de los ángeles de Charly -bromea, pegando un gritito de emoción, cosa que hace que tanto Erik como yo larguemos unas sonoras carcajadas.

-Ok, ángeles, a trabajar -continúo su broma, levantándome para irme a acomodarme física y mentalmente; Me lo va a poner difícil, lo sé, pero no le voy a dar el gusto de fracasar. Yo no fracaso, nunca lo hago.

Luego de dar vuelta de aquí para allá en mi oficina, miro el reloj. Cuando se hace la hora, salgo rápidamente hacia el hotel y, en cuanto estoy en posición, le envío un mensaje a Sole, avisándole que estaba afuera.

Espero unos minutos y llamo a su habitación, Lina abre y cuando me ve quiere cerrar la puerta de nuevo, pero soy más rápido y la intercepto con el pie y la palma de mi mano.

-Vete -espeta con el ceño fruncido.

-No hasta que me escuches -le digo calmadamente, pero con voz firme.

-No quiero escucharte.

-Una lástima, porque me vas a escuchar igual -le hago saber con arrogancia.

-No lo voy a hacer; fuera -dice, señalando detrás de mí.

-¿Por qué fuiste anoche a verme? -interrogo en un tono un poco hostil.

-Ya te lo dije anoche; Ahora, adiós. -Tozuda.

-Contesta -le ordeno.

-Fui a buscar mi respuesta; la obtuve, y me fui. Ahora tienes que hacer lo mismo -escupe, nada contenta.

-No te di la respuesta anoche, no te dije nada -le aseguro, hablando con el mismo tono retador con el que ella me habla a mí.

-No hizo falta que hablaras -suspira-. Ya te di bastante tiempo, ahora vete -suelta, bastante ofuscada.

-No, yo no terminé de hablar -manifiesto, perdiendo la paciencia por su ímpetu.

-Pero yo sí; ya perdí demasiado tiempo contigo. Tengo cosas más importantes que hacer -Dios, esta mujer con su filosa y venenosa lengua.

-Es una lástima -digo irónicamente, y para ponerle más énfasis a mi ironía le dedico una media sonrisa maliciosa. Ella trata de cerrar de nueva la puerta, pero vuelvo a interceptarla.

-Si no quieres que te marque esa linda cara tuya, es mejor que te vayas -me amenaza, y sé bien que más que una amenaza es una advertencia, pero no me va a ganar esta vez.

-Puedes marcarme todo -le digo, abriéndome la camisa con una encantadora sonrisa; de fondo se escucha la risa de Gaby, y al mirarla de nuevo puedo ver como su rostro se enrojece de la rabia, y mi sonrisa se hace más amplia.

Se abalanza hacia mí; por el rabillo del ojo, diviso a Lucas que amaga en acercarse y le niego con la cabeza para que no lo haga. Alcanzo a agarrarla antes de que me toque y la inmovilizo contra la pared de enfrente. Creo que se me fue la mano cuando "intencionalmente" amplió mi sonrisa burlona.

-Cálmate -le ordeno, a centímetros de su rostro.

Tuve que solicitar todo mi autocontrol para no atracar su boca en ese preciso momento.

-Suéltame, Alex; no quiero hablar contigo -sisea, mostrando todo su enfado.

-No -me limito a decir; Gire la cabeza para buscar a Gaby con la mirada y le señalo que vaya a abrir la puerta de la habitación que alquilé, a unas puertas de donde se hospedan.

-¿Puedes soltarme? -pide de mala gana.

-No hasta que me escuches, porque entendiste todo mal anoche -demando, mirándola a los ojos.

-No me importa, quiero que te alejes -dice sin dejar de patalear para zafarse de mi agarre.

-No lo voy a hacer.

Cuando diviso que Gaby estaba regresando del pedido que implicaba abrir la puerta de la habitación y dejarla abierta, el alzo sobre el hombro como si fuera una bolsa de papá. Ella comienza a gritar juramentos de cómo iba a atentar contra mi vida, y mi queridísimo amigo que tanto placer me ha dado en mi corta existencia y que se muere por estar dentro de esta mujer loca.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App