Capítulo 26

Pero el celular suena interviniendo con mi sueño. ¿Sabes lo que me cuesta dormir? Miro la pantalla del teléfono y es...

—¿Lucas? —atendiendo.

—Hola, Li. ¿No esperabas mi llamado?

—La verdad que no; en realidad, de nadie, estaba por dormir... ¿Cómo estás?

—Bien, trabajando mucho, y se las extrañan; ¿tú, cómo estás?

—Bien, un poco cansada, pero bien; ¿Y Gaby? —extraño a Gaby; Desde que estoy aquí, el maldito no me llamó ni una sola vez.

—Gaby... Gaby es Gaby, él está bien, como siempre... No parece que estés bien, ¿pasó algo? —este chico tiene un sexto sentido. ¿Qué le digo? La verdad; Me terminé enganchando con Mr. ego, me pidió que me quedara con él, pero cuando se enteró que tenía una hija retiró la oferta, y acabé comportándome como Brigith Jones... Qué patética. Sí, creo que eso no sería una buena idea; lo mejor será mentir.

—No pasa nada, solo es cansancio; ya sabes lo que pienso con respecto a las vacaciones: nunca descansás.

-Si. Lo sé, Li... —suspira y se toma unos segundos antes de hablar de nuevo—. Hay algo que tengo que decirte; no quería hacerlo hasta que vuelvas, pero pienso que cuanto antes lo sepas, mejor... —el escucharlo decir esas palabras hace que comenzar a asustarme, no me gusta cuando habla así.

—Lucas, ¿qué pasó? Sabes que las vueltas me marean... —me interrumpe, ya conociendo lo que iba decir.

—Sí, sí... y te hacen vomitar —concluye con tono divertido.

—Bien, entonces, ¿qué pasó? Al grano —lo adentro.

—Bien. Dany esta suelta... —suelta sin más.

—¿Qué? —es lo único que atino a decir; capaz de escuchar mal. Dios, que hayas escuchado mal.

—Lo que oíste Lina; Dany se escapó con un par de reos más, cuando los estaban trasladando —cuenta.

Bueno esto es algo que de verdad no esperaba; Dany es el papá de mi hija, es un mafioso, un pichón de mafia en realidad. Las cosas entre nosotros no eran bien, él andaba en cosas jodidas, yo era chica y haciendo lo que no tenía que hacer, estábamos con las drogas, el alcohol, y me avergüenza decirlo, pero he hecho un par de trabajos para él; he estado amenazando gente para que pagaran, al igual que presencié muchas torturas. Todo esto fue antes de Aye, por supuesto; cuando quedó embarazada, de lo que obviamente Dany nunca se enteró, me alejé de todo; Me fue fácil alejarme, porque lo metieron preso. Bueno, no tan fácil, porque Dany quería que le mantuviera el trabajo hasta que saliera; pero yo rogaba, rogué hasta el día de hoy, que nunca lo haría. Después de conocer a Lucas, me enteré de que su padre fue el que lo encerró, y en estos momentos es cuando el pasado se hace presente; una m****a enorme. Definitivamente, Dios me odia, ¿no podría hacermelo un poquito más fácil y poner un cartel luminoso donde diga "Lina, te voy a joder la vida, prepárate"?, así yo me iría preparando para lo que sea.

—Lina, ¿sigues ahí? —lo escucho hablar, sacándome de mi estupefacción.

—Eh... Sí, sí, aquí estoy. ¿Saben dónde puede estar, o algo? —pregunto.

—No, amor, no sabemos nada, lo lamento —responde con voz suave.

—No es tu culpa Lu. Capaz ni se acuerda de mí, no creo que tenga que preocuparme —señalo, restándole importancia, sin tener resultado obvio.

—Lina, hay algo más —suena preocupada, ¿qué más puede haber?

—¿Qué cosa?

—Había una foto tuya en su celda; su compañero nos dijo que Dany hablaba mucho de una mujer llamada Lina, que le tenía rencor por no mantener su trabajo, que lo engañó y... —se queda callado y su silencio no me gusta nada, hace que un escalofrío recorra todo mi cuerpo.

—¿Y qué? —pregunto alargando las palabras; No sé si quiero escuchar lo que va a decirme.

—Él sabe sobre Aye —murmura.

—¿Cómo que sabe sobre ella? —Mi hija está en peligro, mi corazón empieza a latir con fuerza y ​​mi respiración se corta.

—Sí, sabe que tienes una hija; y por lo que nos dijo el compañero... —toma aire profundamente y luego añade—. Sabe que Aye es su hija, Lina; lo siento mucho, de verdad, esto no tenía que haber pasado... —no lo dejo seguir.

—Lu, está bien, no es tu culpa; Tengo que volver, tengo que asegurarme que ella esté bien —hablo atropelladamente, con lágrimas cayendo sin parar.

—Lina, cálmate; él no sabe dónde vives ahora y ya hablará con tu familia. Mañana se mudan; les conseguí una casa, y además están custodiados, no te preocupes. —Trata de tranquilizarme, pero no va a funcionar; no esta vez.

—¿Que no me preocupe? Ellos vivieron ahí siempre y... ¿cómo van a pagar otra casa? ¿Qué pasa con su casa ahora? —empiezo a sollozar.

—Ya estás arreglado; el tío de Gaby se tomó de eso hoy, están todos bien —explica.

Él tío de Gaby tiene una inmobiliaria, es como un padre para él; le consiguió la casa donde vive actualmente, ya que perdió a su papá, que también era policía criminalista, quien murió cuando Gaby tenía diez años. Desde entonces, su tío siempre está con él para lo que necesita, y para su mamá.

—Voy a ver si consigo un vuelo para mañana temprano, tengo que volver lo antes posible...

—Lina, no te desesperas, toda tu familia está a salvo y resguardada; Además, Dany se escapó ayer a la noche. Hoy con Gaby nos ocupamos de todo, y antes que digas algo, te cuento todo ahora ya esta hora, porque hace unas pocas horas que terminé de ocuparme de ellos. Por favor, te quiero tranquila, Lina; cuando vengas, vemos qué podemos hacer, ¿sí?

—Sí, está bien —hablo con desdén.

—Cariño, en serio te hablo, quédate tranquila, ¿puedes? —dice, tratando de que me calme; ¿Cómo puedo hacer tal cosa?

—Sí, no te preocupes, voy a estar tranquila; pero igual voy a tratar de viajar mañana mismo para allá —declaro, sorbiendo mi nariz.

—Bien, no puedo hacer nada contra eso, pero quiero que me avises cuando llegues, así te voy a buscar, ¿sí? —pide con calma.

—Sí, te voy avisar... ¿Lu?

—Sí, lo sé; No voy a hacer que lo digas, ni quiero que lo hagas, no hace falta. Te quiero mucho, y te necesitamos entera.

—Igual te lo voy a decir —Él suspira, y apuesto que está sonriendo—: gracias —susurro, limpiando mis lágrimas; No sé qué haría sin él, Dios, me gustaría estar allí ahora y poder esconderme en sus brazos, ahí donde siempre me sentí segura.

—De nada, preciosa. Nos vemos, cuídate.

—Sí, nos vemos.

Esto es una reverenda m****a, las cosas no pueden ir peor. De un salto me levanto y voy hasta la cocina, saco el vino del refrigerador, busco una copa y la llena; hoy necesito esto y mucho más. Voy hasta el sofá y me desplomo sobre este para acabar con mi vino; En realidad, creo que voy a acabar con la botella. ¡¡Si!! Definitivamente, eso voy a hacer.

Creo que estoy destrozando toda la habitación; Lo lamento, Lucas, pero no pude mantenerme muy tranquila, y menos después de una botella y media de Don Perignon. Esta habitación es un desastre, mi cara es un desastre, mis vacaciones son un desastre...

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