Capítulo 22

—Sole, ¿en verdad te parece buena idea llevar a los chicos junto a las colombianas, y encima, ir a ese club? —le cuestiono, porque la verdad dudo que sea una buena idea, ya que con el pequeño inconveniente de la última vez con aquel alemán, Alex no estuvo muy contento, y sinceramente no creo que si pasa de nuevo se contiene; Eso sin contar a las colombianas, que son bastante fácil para conseguir, y conseguirte, diversión para la noche.

— ¿Tienes celos de ellas? ¿De qué Alex las mire? —réplica a mi pregunta arqueando una ceja.

—No son celos y no es por eso que te lo preguntaba, sino por el simple hecho que ellas son buenas, muy buenas para conseguir compañía para la noche, y no sé si sería buena idea que se acerquen amigos de su compañía a nosotras, con Alex y Erik ahí.

—No va a pasar nada, no te preocupes; ellos se van a comportar, y hablando de Roma... —dijo, caminando hacia la puerta cuando escuchó que golpeaban.

Me acerco a la sala y veo a Sole, ya prendida de Erik; Por Dios, es tan pegajosa. Voy a acercarme a Alex, pero me detengo al ver que estaba algo serio.

—Date vuelta —ordena sin siquiera saludarme.

—¿Por qué? —pregunto confundida.

—Quiero ver que ese vestido tenga toda su parte de atrás —responde cruzando los brazos.

Llevo un vestido de tirantes rojo brillante y, como él me había dicho que le gustaban mis botas rojas, me las puse. En fin, ahora me ordena que me de vuelta para ver si no llevo la estúpida espalda desnuda. Idiota. ¿Quién se cree?

— ¿Qué te hace pensar que voy a hacer lo que me dices? Yo no sigo órdenes —asevero, cruzando los brazos sobre mi pecho, imitando su posición.

—Te das vuelta, o te doy vuelta yo? Elije —amenaza, arqueando una ceja.

—Punto uno: mi espalda está cubierta —cosa que es verdad—; punto dos: nadie me amenaza; punto tres:... ¡Ah! —grito, producto del asombro. Se adelantó hacia mí y me alzó, haciéndome girar; no lo vi venir, ni me lo esperaba—. Suéltame... Cuando baje, vas a ver lo que te.... —otra vez no puedo terminar mi glosario, porque me gira de nuevo para estar frente a él, haciendo que roce contra su cuerpo, y me besa tragándose todas mis palabras; Yo ya no puedo hacer nada. ¿O sí puedo, pero no quiero? Sí, más seguro que fuese eso. No quiero.

Luego me baja, casi sin respiración por el atraco de su boca a la mía.

—Estás hermosa —exclama sonriendo.

Me va a volver loca, de eso no hay duda. Miro a mí alrededor y veo a Sole y Erik sonriendo por nuestra pequeña escena; no le encuentro la gracia a todo esto.

Salimos de la habitación, Alex tiene su mano en mi espalda baja y ese calor que emana de ella no me deja concentrar; No es bueno que mi cuerpo reaccione a él de esta manera tan irracional. Al llegar abajo nos encontramos con las colombianas y, ¡¡por el talón de Aquiles!! No voy a describir cómo están vestidas estas chicas. Lo único que les digo, es que estas mujeres deben dejar de lavar la ropa con agua caliente. No sé si me explico.

Nos acercamos a ellas y después de saludarnos, presentarnos, y toda esa maraña de formalidad innecesaria, nos encaminamos hacia fuera del hotel para dirigirnos a la limusina que nos espera para llevarnos al club.

—Por tu bien, espero no encontrar nada de esa vestimenta en tu armario; ni siquiera similar —susurra Alex a mi oído, señalándome cómo iban vestidas las colombianas.

—¿O qué? —entono medio fastidiada, no me gusta que me digan qué vestir y qué no.

Se para frente a mí, su nariz rozando la mía, entrecerrando los ojos y con el ceño fruncido, respirando el mismo aire. Dios, está tan cerca que estoy haciendo un gran esfuerzo por no estamparle mi boca contra la suya; No sé qué me pasa con él, pero siento que me hace maleable y no me gusta mucho, pero no lo puedo evitar.

—Te amarro a mi cama, solo con esas botas, y no voy a dejarte ir hasta que haya cumplido y saciado todas mis necesidades contigo —Al ver mi reacción, que mis ojos pestañean, me muerdo el labio y trago saliva; se le borra el ceño y la curva de su boca.

En sus ojos también había deseo, me veo reflejada en ellos y mi sangre empieza a bullir. «Controla a Lina». Ahora menos quiero irme al club; En estos momentos, quiero estar en esa cama atada, solo con las botas, y que sacie todas sus necesidades conmigo.

—Bien, puede que algún día deje que me amarres y me veas solo con estas botas. De todas maneras, no vas a fisgonear en mi armario —dicho esto, le guiño un ojo y camino fuera hasta la limusina, dejando a un "ojitos de hotel" boquiabierto. Sí, pude recuperar mi estatus y cargarlo.

Ya en el club, nos buscamos una mesa libre y pedimos nuestras bebidas. Sole, como siempre, tiene que hacer su acto de brindis.

—Por nuestro inmemorable viaje —bebe su tequila de un solo sorbo.

—Por su estupendo viaje —concuerda a Tania y la imita, llevando su chupito a la boca. Yo la sigo, la verdad es que necesito unos cuantos tequilas más.

—¿Cuándo vuelve a su país? —pregunta Lisa, después de tomar su tequila. A mí me da nostalgia y siento la mirada penetrante de Alex sobre mí.

—El fin de semana —respondo, a pesar de sentir la mirada de Alex escrutándome.

Él, estaba por decir algo, pero justo llegaron los españoles de la otra vez y lo interrumpieron; gracias a Dios, porque dudo que pueda lidiar con eso en este momento.

—Hola. ¿Cómo han estado? —salud uno; Creo que se llamaba Juaco. Sinceramente, no recuerdo bien los nombres, ni quién era quién.

—Bien, ¿y ustedes, hermosos? —Corresponde Tania con una gran sonrisa.

—Bien, bien. Disfrutando —responde mirándome, y parece que Alex se dio cuenta, porque siento su agarre en mi cintura más fuerte y más tenso.

—Ellos hijo Alex y Erik —presenta Sole; Creo que también Erik estaba tenso, ya que estaba mostrando sus dientes. Yo le dije a Sole que esto no era una buena idea, pero ella prefirió pensar que eran celos de mi parte.

—Un gusto, soy Juaco —los saluda con un asentamiento de cabeza, al igual que ellos; si no me equivoco, puedo decir que Alex agradeció en silencio que no le haya tendido la mano, y dudo mucho que se la hubiera estrechado. En ese momento, Juaco volvió a posar sus ojos en mí, haciendo que Alex se levantara de golpe.

—Vamos a bailar —ordena, tirando de mi mano para levantarme sin dejarme opción a negarme.

Nos acercamos a la cabina del dj y le pide una canción. Para mi sorpresa, un tema lento. Y para mi mayor sorpresa, sabe bailarlo; Sabe bailar salsa y lento, y qué bien lo hace. Nunca me había excitado tanto con solo bailar; su movimiento de caderas, rozando su sexo con el mío, rozando todo su cuerpo con el mío, poniendo su pierna entre las mías, besando mi cuello cada vez que tira mi espalda hacia atrás. Su manera de llevarme fue éxtasis; mi sexo está húmedo y excitado.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP