—Tenía dos posibilidades con respecto a lo que podías llegar a ordenar y no acerté en ninguna —habla, mientras toma su copa de vino, bebe un sorbo con sus ojos en los míos.
—Ah, ¿sí? Apuesto que una de ellas era que dabas por hecho que iba a ordenar ensalada —azuzo, arqueando una ceja. En realidad me encantan las ensaladas, pero hoy no me apetece; De hecho, lo que se me apetece tiene mucha ropa encima.
—Sí, es lo que hacen las demás chicas —asiente, y ese comentario me molestó un poco. ¿A cuántas invitamos a cenar? ¿A cuántas trajo a este lugar? basta; no vayas por ahí, Lina, que enseguida te salta tu lado posesivo y empiezas con la comunidad de castración y Alex no es de tu propiedad. De hecho, es un extraño.
—No soy como los demás —le comunico con desdén.
—Eso puedo verlo —si lo multarán por cada vez que hace esa media sonrisa, estaría en quiebra.
—¿La otra? —pregunto; me mira con desconcierto y me doy cuenta que piensa que le hablo de otra mujer, muerdo mi mejilla internamente para