Entro en la ducha y dejo que corra el agua caliente por mi cuerpo, la noticia de Sole me ha dejado descolocada. En eso siento una brisa en mi espalda, me giro y lo encuentro a Alex parado con las manos apoyadas en las caderas; me mira de arriba abajo, vuelve su mirada a mis ojos y ladea la cabeza. A veces da miedo cuando hace eso.
—Acaso piensas bañarte sola? —pregunta como si fuera un delito lo que estoy haciendo. Comienza a acercarse a mí; me acecha, mejor dicho.
—Alto —pongo una mano frente su pecho para que no siga, él me mira levantando una ceja como diciendo "¿Estás segura que quieres ir por ese camino?", pero lo ignora en rotundo—. Alex, tengo que cocinar; Si te metes conmigo, no voy a hacer tiempo a nada.
—Un rapidito —pide, poniendo cara de niño consentido, haciendo morritos.
—No, definitivamente no, y es mi última palabra —digo, tratando de no reír.
Pero él hace caso omiso y sin esperarlo me tira contra la pared, dejándome encarcelada entre esta y su cuerpo. Se queda mirándo