NIKOLAI
Darya está sentada frente a mi escritorio con un laptop en manos, con las piernas cruzadas y entre su brazo izquierdo tiene una bolsa de papá fritas. Fruncí mi ceño sin poder creer la arrogancia que carga mi hermana. Suspiró negando con la cabeza recordando la discusión que tuvimos antes de que se siente en mi sillón como se le da la gana.
—¿Crees que examinar el CCTV será suficiente? —exclama queriendo hacerme quedar como un idiota.
—Por supuesto que no. En qué cabeza cabe eso—simplifique mirando con atención la pantalla en mi escritorio — ¿Porque sigues comiendo basura en mi cara?
—Por qué lo odias y me gusta sacarte de quicio —dice riendo—. No me interesan tus comentarios, me valen poco.
Rodé los ojos con fastidio. Estar juntos no es buena idea, no podemos estar tranquilos y vaya que es un milagro del supuesto dios al no tener que estar la triada completa. O esta oficina no estaría cómo está en estos momentos.
—¿Cómo está Aria?
—¿Desde cuándo te importa su bienestar?
—Desde