Malak salió y lo vio acariciando a su hijo con amor y le escuchó decir.
—Ahora ya nada nos separará, estaremos juntos siempre—besó su cabecita.
—¿Y Umi?
No sabía qué decirle sobre esa mujer y entonces escuchó.
—¿No le respondes al niño?
Él la miró, se puso serio y le dijo molesto.
—¡Es mi hijo!
—Y también es mío.
—Su madre es Malak.
Rebeca entonces intervino y le dijo a Juru, para que no escuchara la discusión.
—Voy a pintarte con tu gatito, ¿te gusta la idea?
—¿Y los balunat?
—Todos iremos, pintaremos a los globos, tal vez a Salvaje volando con ellos, dejemos a tus padres charlando.
—Ya vuelvo Baba—agitaba su manito.
El niño se retiró junto con ella. Ahora si iba a aclarar algo con esa mujer.
—Bien, lo ayudaste a criar; pero, es mío—dijo serio—no voy a dejar que te quedes con él.
—No me das ningún crédito, lo alimenté, lo consolé y estoy a su lado siempre.