8. Casa del patio
Nos adentramos a la casa en donde me quedaría, todo está oscuro, y como sospechaba, es aún peor por dentro, esto se está cayendo.
—¿Qué es este lugar?—pregunto con disgusto.
—Esta casa estaba aquí cuando Alexander compró la propiedad, al parecer los antiguos dueños planeaban hacer un espacio para visitas, sin embargo, no la finalizaron y simplemente la ignoramos.
—¡Por favor, no me dejes aquí!—suplico arrodillándome —esto está horrible; húmedo, huele extraño, no hay luz y posiblemente esté lleno de alimañas. Prometo que me portaré bien—finalizo en voz baja, pero aún con obvia desesperación.
—Lo siento, Alex dió una orden—se arrodilla hasta mi altura—lo único que puedo hacer por tí, es aconsejarte—sonríe descaradamente—si haces lo que Alexander te pide, todo saldrá bien, y me evitas ser tu niñero—dicho esto, me da una palmadita en la cabeza y se gira para tratar de marcharse.
Imbecil.
—¿Sabes que esto es un delito verdad?—inquiero molesta.
—Obvio, pero no es mi delito—comenta, como si