2. Cartas

Samantha

Llego a casa cansada después de un largo día de universidad, odio estar en época de exámenes, es algo que me estresa muchísimo, no disfruto de nada y me la paso preocupada.

Me adentro a mi habitación y me acerco a mi tocador, ya que a lo lejos diviso un sobre lila (mi color favorito) que antes no estaba ahí.

Soy una persona súper curiosa, todo lo quiero ver, saber y tocar, más si está entre mis pertenencias.

Es una carta.

La observo dudosa.

"Buenas noches mi querida dama, espero que hayas tenido un excelente día".

Es lo único que dice, la doblo y la guardo en la gaveta con las demás.

Llevo todo un mes nerviosa, he estado recibiendo cartas anónimas bajo las iniciales A.C y sintiéndome observada en todos los lugares a los que voy. No me gusta esa sensación.

Hablé todo lo que estaba sucediendo con mis padres y me dicen que hay mucha probabilidad de que sea algún compañero/amigo jugándome alguna broma para preocuparme, y lo está logrando, tengo miedo de salir sola, hay días en los que que siento que alguien me está siguiendo, es horrible.

Sin embargo, de una semana para acá he tratado de mantenerme serena, a veces la mente juega con nosotros y nos hace creer cosas que en realidad no existen o no están sucediendo, por lo tanto, he decidido a ignorar las cartas, fingir que no existen.

Me recuesto y me pongo a revisar mis redes sociales, siempre me ha llamado  la atención la creación de contenido, pero no me animo a subir nada, soy  muy tímida para ello.

Bloqueo el celular y me levanto a darme un baño, hoy tengo una cita con Andrew, un compañero de la universidad.

Andrew es un chico agradable, atractivo, inteligente y muy atento, por lo que no pensé dos veces antes de aceptarle la salida a cenar.

Veremos qué sale de todo esto.

Salgo del baño con la toalla enrollada, anoche saqué lo que me voy a poner. Siempre he sido muy indecisa con el tema de la ropa, si no la escojo antes del día, soy capaz de durar horas cambiando las opciones; me acerco al armario y saco mi vestido rojo pegado, es una hermosura, es strapless y me llega hasta las rodillas, no sé a dónde vamos, pero este vestido me queda tan hermoso que lo usaría hasta para montar caballos.

—¡Samantha, llegaron por ti!—grita mamá desde la planta baja.

Me doy el último retoque de maquillaje y salgo en busca de mi cita.

Andrew me observa de arriba abajo y asiente en modo de aprobación.

—¡Estás hermosa!—me sonríe.

—Gracias, no te quedas atrás—halago al observarlo, lleva un pantalón de tela negro y una camisa negra manga corta.

—¿Nos vamos?—pregunta esperando mi respuesta.

—Si— contesto sonriente.

Andrew se acerca a la puerta del copiloto y la abre haciéndome sellas para que me adentre al vehículo.

—¡Qué caballeroso!—digo en tono de burla.

—Las cosas deben hacerse bien o no se hacen—contesta.

Lo observo con emoción, sé que esta noche será muy agradable.

Llegamos a un restaurante muy lindo y elegante, está frente al mar, tiene colores entre crema y blanco, es bastante extenso, cuenta con distintas opciones de mesas, sillones y vistas.

—¿Dónde te quieres sentar?—pregunta interesado.

—Me gustaría una mesa frente al mar—contesto. Se nota que se esforzó por hacerme sentir bien y es algo que valoro muchísimo.

Escogimos una mesa al lado de la escalera que da al mar, con un tipo de lámpara flotante con muchas conchas.

Desde aquí, observo una pequeña azotea en donde puedo divisar varias personas a lo lejos.

La luz tenue, el sonido y frescura del mar, crean un ambiente muy cómodo y satisfactorio.

Normalmente no soy de salir con chicos, creo que esta es la segunda cita que tengo en toda mi vida, por lo que está de más decir que nunca he tenido novio.

—Y hoy me llegó otra carta—le explico preocupada.

—No creo que se trate solo de una broma—contesta con notoria preocupación—deberíamos ir a poner una denuncia—sugiere.

—Creo que si—contesto no muy segura—la situación ya lleva un mes así, ¿quién se inspiraría tanto en una broma?

—Es por esto que debemos ir, no sabemos qué loco está detrás de todo esto.

—Si...y ¿cómo vas con la uni?—pregunto.

Trato de cambiar el tema ya que no quiero arruinar esta linda cena en un lugar tan especial.

Seguimos conversando animosamente; la noche pasa entre risas, conversaciones y el buen comer.

En este momento nos encontramos saliendo del restaurante, Andrew me abraza con confianza.

—Samantha, eres hermosa—admite de la nada— y me gustas desde el primer momento que te vi. Eres una chica increíble, educada, inteligente y amable.

No me deja articular alguna palabra, porque termina su declaración con un beso el cual se ve interrumpido por un estruendo a nuestro lado.

Al parecer dos vehículos chocaron en el estacionamiento del restaurante.

Extraño.

—¡Santo Dios!—exclama Andrew sorprendido—vámonos de aquí—sugiere.

Nos montamos al vehículo y emprendimos el camino a casa.

—Fue una noche increíble, gracias—me despido.

—Gracias a ti por tu compañía, eres muy agradable—sonríe.

—Buenas noches Andrew.

—Buenas noches Samantha.

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