Capítulo 20. Sombras, aliados y estratégias.
El eco de los pasos de Blair aún resonaba en los jardines cuando Cyrus la alcanzó. Su rostro estaba endurecido, la mandíbula tensa, pero los ojos reflejaban algo más que enojo: incredulidad.
—¿Estás segura de lo que viste? —preguntó con voz grave.
Ella se giró bruscamente hacia él.
—Cyrus, no me lo estoy inventando. Ese hombre estaba aquí, observándonos, y no de casualidad.
Él clavó los dedos en su propio puño, conteniendo la furia.
—Leal ha sido mi aliado por veinte años. Me apoyó cuando mi padre murió y el consejo quería despedazarme.
—Eso no lo hace inocente —replicó Blair, dando un paso más cerca—. Justo por eso puede acercarse sin levantar sospechas.
El silencio se volvió un campo de batalla.
Cyrus no estaba acostumbrado a que lo contradijeran, mucho menos alguien que parecía leerlo tan fácilmente. Pero había algo en la seguridad de Blair, en sus ojos firmes, que lo obligaba a escucharla aunque le hiriera el orgullo.
Finalmente habló, bajando la voz.
—Si Leal está juga