Dos días habían pasado. Eirikr no se apartó de Everly mientras estuvo en el hospital. Erin había permitido que la hija de estos se quedara con ellos en la habitación por mayor seguridad. Everly tenía serias dudas sobre quiénes eran las personas que hacían guardia fuera de su puerta y, aunque no preguntó, ponía mucha atención cuando Eirikr les daba órdenes.
También estaba el hecho de que Eirikr no le dio detalles de cómo recuperó a su hija, y tampoco era alguien muy abierto a compartir ese tipo de información. A pesar de eso, ella podía sentirse protegida por él. Eirikr había prometido devolverle a su hija, y lo hizo. Eso valía más que mil preguntas.
Por el momento, había decidido dejar el tema en paz hasta que volvieran a donde sea que fueran a quedarse.
—¡Hora de las vitaminas! —dice Erin entrando con unas gomitas vitamínicas para su ahora recién estrenada sobrina.
Los estudios de la niña habían demostrado que tenía deficiencias en algunas vitaminas y estaba un poco anémica, así que d