CAPÍTULO 75

Salvatore Gianluca

¡Maldita sea!

Ese cálido aliento que atravesaba mis fosas nasales, esa respiración agitada y sus labios temblando me incitaban al placer. No me pude resistir y terminé plantando mis labios sobre los suyos, pero Roxanne se resistió y dio dos pasos hacia atrás, dejándome la boca estirada.

—¿Qué te pasa, Salvatore? —Roxanne me miró furiosa; sus ojos ardían como fuego.

—Te deseo.

—¿Qué? —Se echó dos pasos hacia atrás y negó con la cabeza—. ¿Me deseas? ¿Lo único que te inspiro es eso, SEXO? —Esa última palabra la dijo con fastidio.

—¿Sexo? ¿Por qué siempre debes ser tan despectiva, Roxanne? No he tenido sexo contigo, te deseo porque eres la mujer que me gusta, eres la madre de mi hija. ¡Mierda! ¿Por qué siempre hablas de esa manera?

—Ah, ¿no? ahora simplemente quieres matar dos pájaros de un solo tiro? Que rapaz eres, Salvatore, ¡como siempre! Maldito. —refunfuñó entre dientes, y aunque pude haberme puesto molesto por su pésima actitud, me hizo sonreír, es que si quería
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