Analisse
Cuando llegamos a la mansión de Dimitri, no pude evitar quedarme boquiabierta. El lugar parecía sacado de una película de telenovela rusa, majestuoso y elegante. Los altos ventanales, los candelabros de cristal, los techos ornamentados y los delicados jardines perfectamente cuidados eran simplemente envidiables. Mi esposo, que me llevaba de la mano, apretó mis dedos con firmeza mientras avanzábamos guiados por el guardia de seguridad. Había varios coches de lujo estacionados en el gran patio delantero, lo que dejaba claro que muchos invitados importantes estaban presentes.
—¿Estás nerviosa, Analisse? —me susurró Leonard mientras me dedicaba una leve sonrisa.
Asentí con un gesto ambiguo, intentando disimular mis pensamientos. No sabía si era nerviosismo o intuición, pero algo me decía que este hombre, Dimitri, no solo tenía interés en la empresa de Leonard … claramente también lo tenía en mí. ¿Pero qué más podría estar ocultando? ¿Qué más buscaba en mi esposo?
Al entrar al eno