Analisse
El dolor era tan intenso que por momentos sentía que iba a desmayarme. La doctora me miró con atención mientras preparaba una inyección. Yo solo rezaba en silencio para que no fuera nada grave.
—¿Cuántos meses de embarazo tienes? —me preguntó mientras me desinfectaba el brazo.
—Cuatro meses —respondí apenas en un hilo de voz.
—Necesito que te recuestes ahora mismo. Voy a revisar tu cuello uterino —me indicó con firmeza.
Obedecí sin decir palabra alguna y acostándome lentamente en la camilla. Mi madre, preocupada, se acercó un paso.
—Señora, ¿puede salir un momento, por favor?
—¡Pero quiero saber cómo está mi hija! —vociferó mi madre, incapaz de disimular su angustia.
—Le avisaré en cuanto termine de revisarla —contestó la doctora con cortesía pero firmeza.
Apenas mamá salió, la doctora procedió sin demora.
—Esto dolerá un poco —advirtió mientras tomaba el ecógrafo vaginal.
Y sí, dolió. Sentí un ardor profundo mientras introducía el aparato. Tuve que respirar hondo, como me