Analisse
Estoy indignada. Una rabia silenciosa me recorre por dentro, como un río de lava que no se detiene. ¿Cómo se atrevió a hablarme de esa manera tan cruel, tan despiadada? No lo entiendo… anoche fue un hombre distinto, y hoy es un desconocido, un témpano de hielo. No puedo creerlo.
Y pensar que me acosté con él. Fue asombroso, delicado… Me sentí especial, sentí tantas cosas al tenerlo cerca. Pero ahora… ahora todo se siente como si me hubieran arrojado un balde de agua fría en pleno rostro, devolviéndome a la realidad.
Esta realidad en la que debo fingir, sobrevivir, adaptarme aunque duela, al menos durante los próximos meses. Porque me dejé llevar, porque me ilusioné como una tonta. Ahora me siento, como una mujer cualquiera, como si me hubiese vendido a un hombre que solo me manipula, que me usa, y a quien prácticamente me entregué a cambio del tratamiento y el bienestar de mi madre.
¿Y entonces lo de anoche? ¿Eso qué fue? ¿Solo locura? ¿Pasión? ¿Un deseo carnal que yo también