—Aubrey, ¿no puedes esperar? La cena todavía no llega y tú ya quieres el postre —la miro serio y ella se encoge de hombros, con esa actitud de desinterés que ha perfeccionado—.
—¿Por qué dejar lo mejor para el final? No entiendo —insiste.
—No se trata de "dejar lo mejor para el final" —imito su voz chillona, y ella me mira con los ojos entrecerrados. Es idéntica a su madre biológica en la testarudez—. Se trata de que primero tienes que comer tu comida para luego comer el postre.
—¿Y qué estamos esperando? —se encoge de hombros, sin dejar de ser desafiante.
—Deja de responder a todo lo que digo, por favor —la regaño.
—Bueno, yo también quiero saber qué esperamos —Noah se mete en la conversación, con un tono más cauteloso que su hermana—. Tengo hambre, quiero comer una hamburguesa.
—Yo quiero un brownie con helado de pistacho.
—Eres la única que debe pedir ese sabor de helado, Aubrey —Noah dice, poniendo los ojos en blanco—. Eres tan pero taaaaaan rara.
—Bueno, tú te comes los mocos y na