MILA
Llegamos a la mansión después de un día de compras agotador, pero emocionante. Mientras salimos del auto y me adentro a la mansión veo a una mujer que me parece familiar. Es la misma mujer que me atendió cuando fui a buscar noticias de Marko. Maximiliano se da cuenta de mi mirada y se acerca a mí.
—Les presento a mi nana —dice Maximiliano, sonriendo—. Ella les ayudará con los niños.
La nana se acerca a mí y me sonríe.
—Mila, es un gusto volver a verte —dice, con una voz cálida y amable.
—Lo mismo, señora —respondo, sonriendo también.
Maximiliano me hace un gesto para que presente a mi amiga Alisa.
—Señora, esta es mi amiga Alisa —digo, haciendo un gesto hacia Alisa.
—Mucho gusto, señora —dice Alisa, sonriendo—. Un placer conocerla.
—Lo mismo, niña —responde la nana, sonriendo—. Eres una chica muy hermosa.
—Muchas gracias —dice Alisa, ruborizándose.
La nana se vuelve hacia mí y me mira con curiosidad.
—No me digan que esos son los tres niños de Marko —dice, con una voz llena de em