57. INTRUSOS
EL PRÍNCIPE:
Giré sobre mis pasos y me detuve frente a la celda, dejando que me vieran por primera vez. Retrocedieron asustados hasta que sus espaldas chocaron con la fría piedra.
—¿Ustedes saben si los padres de Sol regresaron por ella? —pregunté, lo que quería saber mi Sol y yo también.
—No sabemos, pero puede que estén en la Tierra por otros cien años humanos buscándola —contestó el hombre—. Señor, por favor, le juro que se la íbamos a traer, pero un brujo se la llevó de la mesa del palacio de ese demonio que se hizo pasar por usted. Si nos deja ir, podemos ayudar a encontrarla; conocemos todos los lugares que puede visitar.
—No hace falta, yo mismo la encontraré —dije, dando la espalda—. Ustedes se quedarán ahí hasta que decida.
Con la misma, acompañado de Sirius, desaparezco para llegar a mi habitación, donde nos esperaba una gran sorpresa.
Ambos nos quedamos expectantes; escondo aún más a Sol en mis alas. Me preparo para combatir al intruso. No puedo entender cómo pudo