Mariano cerró la puerta de la habitación con seguro, yo negué cona cabeza de inmediato, ni de chiste yo iba a hacer nada con él en este lugar.
— ¡No! —
Mariano me dió esa sonrisa que hacía que mi c*ño sé mojarra de inmediato, como lo odiaba en estos momentos.
— Estamos en la casa de tu abuelo, tenemos que respetar eso, no podemos estar cogiendo por todos lados, debemos descansar un poco, y creo que este viaje es ideal para practicar la abstinencia —
Ni yo misma me creía esas palabras tan hipócritas, pero algo le tenía que decir para que se calmara.
— ¿o sea que vamos a estar una semana son se*o? — Me preguntó.
— si, ahora por favor sal de la habitación — Le dije con determinación.
Si el se quedaba yo iba a terminar tirandolo en la cama y eso era lo que no quería, me había vuelto una adicta al se*o por su culpa, yo antes de el no era así.
— ¿Estás segura de poder aguantar una semana? — Me preguntó maliciosamente.
— ¡claro que sí! — Le respondí.
— ¡Ok! pero si tú en algún momento me pid