Ese día después de que Danielle se fue, mi esposo tuvo una larga conversación con su madre a puerta cerrada. Y yo solo pude esperar por ellos en el pasillo, acompañada por la secretaria principal, la señora Amelia.
Cuando al fin las puertas volvieron a abrirse, Beatrice salió primero y aunque me habló con amabilidad, supe que se encontraba aun molesta, y que ya sabía todo lo que había pasado entre su hijo y Danielle.
—Me quedaré unos días con ustedes, Suzy, ¿no te importa?
Yo sonreí y negué de inmediato, contenta de poder conocerla más. Y así fue, el señor Bastián me envió a casa junto a su madre, aunque él no nos acompañó. En casa, ambas conversamos ese día sobre mis estudios y en la cena hablamos mucho sobre mi bebé, aunque ninguna mencionó nada sobre Danielle y su relación con el señor Bastián.
—Supe sobre la verdadera razón por la que se casó contigo, Suzy —fue lo único que dijo la señora Bastián sobre mi boda con su hijo—. Aunque eso no me decepciona, yo deseaba fervientem