Capítulo 33. Entrando a su casa
Mariana se presentó de inmediato y le dijo que, a partir de ahora, serían compañeros de trabajo. El señor también se presentó con el nombre de Gregorio y dijo:
—¡Oh, ya veo! Tú eres la nueva sirvienta.
Mariana le respondió:
—Así parece.
El señor, muy formal, le indicó el camino por donde debía ir.
Sin embargo, Mariana ya había olvidado las instrucciones que él le había dado, así que no le quedó otra opción que entrar por la puerta principal. Cuando tocó, la puerta fue abierta por una señora de unos sesenta años, aproximadamente.
Llevaba puesta una falda por debajo de las rodillas, una camisa blanca abotonada que llevaba por dentro y un chaleco del mismo color que la falda.
Mariana la saludó con un “buenos días” y se presentó con el nombre de Anna Smith. La señora, que resultó ser el ama de llaves de la mansión, se presentó como Blanca. Le devolvió el saludo y le preguntó:
—¿Eres tú la nueva empleada de la casa?
—Sí, señora —respondió Mariana, algo nerviosa.
De inmediato, la señora le