Capítulo 24. El último obsequio
Camille se mostró sorprendida, porque imaginó cualquier otra cosa, menos que eso fuera lo que se le había perdido a su hermana. Solo de pensar en el dolor que Mariana debía estar sintiendo en ese momento, se estremeció. Para ellos, el último obsequio que su madre les había dejado era una forma de mantenerse siempre conectados con ella, y así poder calmar un poco su ausencia.
Bruno era otro que siempre llevaba su reloj cuando tenía que firmar un contrato importante. Decía que, cada vez que lo usaba, le traía buena suerte, y ya lo había comprobado. Una vez iba a firmar un contrato millonario con una empresa japonesa, pero no se pudo concretar porque los japoneses pusieron trabas de último momento.
En aquel entonces, su hermano recordó que, por haberse vestido a la carrera, se le había olvidado ponerse el reloj. Y ese día fue el primer contrato que perdió frente a la competencia, desde que su padre ya no estaba a cargo de la compañía.
Camille en ese instante pensó que, si hubiera sido el