Capítulo 36. Fuera de esa ecuación
El rey mago se quedó callado y con un nerviosismo evidente, pues aún no quería revelar esa parte, solo quería hablarle de sus poderes y aquellas palabras se le habían escapado de repente de sus labios, y ahora guardaba silencio sin saber qué decir. Como permaneció demasiado tiempo sin hablar, la reina Minerva intervino de inmediato y dijo:
—Tu tatatatarabuelo quiso decir que, por algo, somos hijos de la Diosa Luna, solo que confundió las palabras.
—Ah, ya veo —respondió Bianca con una sonrisa feliz en sus labios, ya que por un instante había tomado aquellas palabras como ciertas, y eso la inquietó profundamente. Pues ella no deseaba, bajo ninguna circunstancia, ser la hija de la Diosa Luna. Ni loca aceptaría tal destino. Si alguien quería cargar con ese título, que lo hiciera, siempre y cuando a ella la dejaran completamente fuera de esa ecuación.
Entonces, la reina Minerva, para cambiar el tema de inmediato, añadió:
—Ahora sí, dinos por qué nos ocultaste tus poderes. Y sé muy bien qu