Capítulo 37. Los arrastraré hasta el infierno
Así que Bianca, para desviar el tema y evitar que las próximas palabras de su tatatatarabuela fueran dirigidas a ella, lo primero que dijo fue:
—Mi reina hermosa y bella, cálmate un poco, ya entendí. Tranquilízate, ya que aún queda mucho tiempo para pensar en lo que haré cuando llegue mi profecía, aquella a la que debo enfrentarme. Pues siempre nos han dicho que, cuando encontremos a nuestro compañero, es cuando la profecía se manifestará. Y como todavía no ha aparecido mi pareja destinada por la Diosa Luna, aún hay tiempo para eso, ¿cierto?
Con esas palabras esperaba que su bisabuela se calmara, pues por nada del mundo estaba dispuesta a escuchar la voz de su tatatatarabuela, ni mucho menos iba a soportar que se ensañara con ella. En el momento en que eso sucediera, Bianca preferiría alejarse lo más lejos posible de la reina Minerva, puesto que cuando eso pasara, estaba segura que esta intentaría convencerla una y otra vez de hacer frente a la profecía que se avecinaba y eso sí que n