C72: Dijo que yo había nacido para ayudarlo a él.
Somali sonrió ante esta revelación, con una ternura que le iluminó el rostro. No le molestó para nada, al contrario, le gustó bastante. Aunque en el fondo ya lo sabía, pues ¿quién más podría haberla besado en un momento como aquel? Sin embargo, escucharlo de los labios de Dorian, ver su expresión confundida y luego la chispa de reconocimiento en sus ojos dorados, le provocó una sensación cálida en el pecho, un suave cosquilleo que se extendió por su cuerpo.
Con delicadeza, alzó ambas manos y enmarcó el rostro de Dorian entre sus palmas, en lo que sus pulgares acariciaban la piel suave de su quijada.
—Pues eres muy cruel e injusto… —dijo, inclinando el rostro apenas unos centímetros más cerca del suyo—. Porque en ese momento… yo no estaba totalmente despierta, así que… prácticamente lo olvidé.
Dorian la miró con un dejo de culpabilidad y sorpresa, abriendo la boca para responder, pero sus palabras parecieron atorarse en su garganta por un instante.
—No quiero que pienses que quise pa