ALONSO:
La posibilidad de que el hijo de Celia pudiera ser mío, después de todo, encendió una chispa de esperanza en la oscuridad que me envolvía. Pero más allá de la cuestión de la paternidad biológica, me enfrentaba al desafío monumental de aceptar y amar a este ser como propio, independientemente de su origen. ¿Sería capaz de ocultar esa verdad durante toda mi vida? El camino que tenía por delante se presentaba arduo, plagado de incertidumbres.
—¿Qué prueba necesito hacer? —pregunté, lleno de esperanza. —Es sencillo, solo necesito una muestra tuya, ya sabes, de esperma. Así podremos ver si tus espermatozoides son viables —me explicó, instándome a levantarme—. Vamos Alonso, esto no es nada comparado con lo que yo pasé. Mira cómo está sufriendo mi pobre hija. Y no es que esto sea una c