54. AMANDONOS

Gabriel me hace toda una demostración de como llama a la servidumbre. Que le responden de igual manera y les pide que nos sirvan allí. Y sigue explicando todo lo que debo de hacer.

—Ja, ja, ja, tu casa es muy sofisticada, Gaby.

—Nuestra casa Eve, nuestra.

Al poco tiempo, entran los sirvientes con bandejas en sus manos. Gaby y yo, nos hemos lavado las manos en un pequeño baño que hay en la glorieta. Arreglan la mesa hermosamente con cristalería muy fina, y luego se retiran.

—Ven linda, le dije a Manuela que te hiciera una crema, que siempre me hacía cuando enfermaba de niño. Si no te gusta, mandaremos hacer otra. Pruébala amor.

—Sí, deja ver. Oh, está muy buena Gaby, me la comeré completa. También, probaré de todo. Parece que el jardín, el aire fresco y tu amor, me han abierto el apetito.

— Amor, come estás muy pálida, cariño. Cuando llegue tu papá, le diré que te vea.

— Yo también quiero que me vea, me siento muy débil. A lo mejor, es por todo lo que pasó hoy. Fueron muchas emoci
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