Un muy molesto Ricardo que se sentía con las manos vacías se paseaba por la pequeña sala de la habitación de hotel en la que se hospedaba. Las cosas no habían salido como las había pensado, ahora estaba solo, sin equipaje, y sin la oportunidad de seducir a la bella pelirroja, Pero no se daría por vencido, iría a buscarla a la mansión De León.
Emmanuel no se imaginaba siquiera por todo lo que había pasado su hermana. Apretó los puños furioso, Emma tenía los ojos rojos y adormilados por el alcohol. Le había dado mucha información a su hermanos y fue por eso precisamente que el jóven CEO le permitió beber.
— Emma, dime quién era el hombre con el que salias, el que se casó con otra chica, ese que te dijo que te amaba pero al final te abandonó.
— Eso... eso no te lo diré, a ese hombre lo voy a enterrar en lo más profundo de mi corazón. Jamás va a volver a salir de ahí. — La pelirroja arrastraba las palabras.
El resto de la noche los enamorados durmieron sedados de diferente m