Madre e hija se abrazaron, ambas reían y celebraban, Adriana sabía del amor que Isadora sentía por el trillizo Ivanov, que su cuento de amor se volviera realidad, le hacía muy feliz. Pero el CEO no compartía esa misma idea.

— ¡Isadora, tú no puedes casarte con Alexander... por lo menos no tan pronto, apenas tienen tres meses de relación, necesitan más tiempo para conocerse... para tratarse y estar seguros del paso que quieren dar!

— Papá, no te pongas así, estoy segura de que amo a Alexander. No tengo que esperar años para saber lo que sientes mi corazón.

Al padre se le revolvía el estómago solo de escuchar que su hija amaba a ese trillizo demonio.

— !Hay, no puede ser que esto esté sucediendo, Adriana querida, habla con tu hija, explícale que no se puede dejar llevar por una ilusión! Qué deben madurar las cosas.

— Donovan Lombardi, ¿Cómo puedes ser tan insensible y no alegrarte por la felicidad de tu hija? Los chicos se aman, no hay nada que puedas hacer al respecto. C