Déjalo quedarse a dormir está noche, papá.
La bella y elegante Adriana de Lombardi recibió a su hija con alegría de verla sana y salva. La madre no pudo evitar derramar lágrimas de preocupación por su hija menor. Además la madre estaba presente cuando su marido recibió la llamada de sus hijos, y le contaron lo que había sucedido.
La Señora Lombardi pocas veces había visto tan furioso a su esposo, él dijo que saldría de casa para arreglar ese asunto, conociéndolo jamás dejaría pasar semejante acción.
— Trillizo Ivanov, que gusto que nos acompañes. ¿Te ofrezco algo de tomar, algún aperitivo? — La amable Adriana de Lombardi no distinguía quien era quien de los CEOS Ivanov.
— Es Alexander, mamá, ahora CEO de la compañía Ivanov.
— Oh, lo siento mucho, es que son tan parecidos que no puedo diferenciarlos.
— No hay cuidado, mis hermanos y yo somos casi idénticos, es normal que no nos puedan distinguir.
— Que problema para las novias que tengan, puede que terminen besando a otro de ustedes por la confusión. Ahhh... Iré