El médico llegó casi de inmediato, ya la madre estaba poniendo compresas frías en la frente de su hija. — Doctor, que bueno que ya está aquí, por favor revise a mi princesa. — Enseguida, señora Lombardi. — El médico hizo lo suyo, pudo notar que la jóven paciente deliraba con algún evento traumático, debían actuar de inmediato. El CEO estaba por subir a la habitación de su hija cuando tuvo que hacer la llamada que su esposa le pidió hacer. Alexander estaba en su villa trabajando en un contrato en su despacho cuando le timbró su celular, fue una gran sorpresa leer el remitente. — Señor Lombardi, que sorpresa. ¿Le puedo ayudar en algo? — Alexander, Isadora se ha puesto mal, tiene mucha fiebre, mi esposa piensa que tú presencia le ayudaría a sentirse mejor, así que trae tu trasero aquí. — El hombre no era una piña en miel, tampoco se le podía pedir tanto. — Salgo para allá de inmediato. — El joven CEO dejó todo de lado para salir en su coche hacia la mansión Lombardi,
El joven CEO Ivanov, estaba en un aprieto. El CEO Lombardi era conocido por ser extremadamente territorial y dominante, pedirle quedarse iba a ocasionar que pusiera el grito en el cielo. Pero por lo menos tenía que intentarlo. Se le vió bajar las escaleras al elegante heredero, él venía a buscar a los padres de Isi. Los encontró en la sala bebiendo té. — ¿Sucede algo Alexander, o ya vas de salida? — Preguntaba el CEO Lombardi mientras permanecía cruzado de piernas — Si, este... Quisiera su permiso para cuidar de Isadora esta noche, dormiría en su habitación, pero en el sofá. El padre por un momento creyó que había escuchado mal. No era posible que ese joven CEO le estuviera pidiendo tal cosa, ¿Cierto? — ¿Cómo dices? Quizás he escuchado mal. — No, no escuchó mal, me preocupa que la fiebre vuelva, e Isadora se vuelva a complicar, quisiera vigilar su evolución, además... Ella me ha pedido quedarme, Isi está tan vulnerable que no quiero negarme. Prometo que no tiene nada
Al día siguiente Alexander se vistió y se marchó antes de que Isadora despertara, tenía que ir a su villa a ducharse y a cambiarse de traje para ir a la compañía. Además si le.pedia quedarse era capaz de no marcharse de la mansión Lombardi nunca. — Vaya, hasta que te apareces. Me dejaste con el compromiso de la reunión ayer. ¿Me puedes explicar por qué no te quedaste tú? — Aleksey todavía seguía molesto. — Sucedió algo muy importante. Un degenerado estuvo a punto de atacar a Isadora Lombardi, yo estaba ahí y afortunadamente no logró su cometido. — ¿Qué dices? Pobre Isadora, es que ella es realmente linda, no es de extrañar que algún malintencionado esté detrás de ella. — Cállate Aleksey, Isadora no da pie para que le sucedan esas cosas, ella es una buena chica. — ¿Y ahora que mosca te picó? Sabemos que es una buena chica, ¿Cierto Alexander? — Por supuesto que lo es, por cierto, si se enteraron los gemelos Lombardi, no me quiero imaginar lo que le hicieron a ese hijo
En el departamento de Emma De León. Ella y su novio se besaban, más está vez Ethan Mendía puso sus manos en los redondos senos de la hermosa asistente que había convertido en su novia. — Ethan. No... no hagas esto, ya te he dicho que no quiero que tengamos sexo hasta después de casarnos. — ¿Pero por qué? Tenemos tres años de novios Emma. No es normal que te me sigas negando como mujer. ¿Me amas, no es cierto? — S...si, pero eso no tiene nada que ver. Por supuesto que te amo Ethan, pero mis principios son importantes para mí. Solo esperemos hasta nuestra luna de miel. Te aseguro que será muy bello para ambos. — ¡Siempre lo mismo contigo! ¿Sabes? Me estoy cansado de que siempre saques el mismo cuento. Soy un hombre y tengo necesidades. — El hombre se puso de pié para pasar al sanitario. Pasaría a lavarse la cara antes de irse del departamento. Emma se había quedado pensando en que quizás su novio tenía razón y ella estaba siendo demasiado anticuada. Más un mensaje que entró
La asistente tomó su bolsa y salió a ver a su amiga Elena. Se habían conocido en el centro comercial un par de meses atrás. Necesitaba hablar con alguien. Necesitaba deshogar su pena y aliviar un poco su atribulada alma. Condujo llorosa hasta la villa de su amiga donde había estado un par de veces tomando café sin imaginarse la sorpresa que le tenía la vida. — Emma, ¿Qué te sucedió, amiga? ¿Por qué estás así? — La mujer pelinegra abría la puerta para recibirla. Se notaba que había llorado y mucho. — Elena, ¿Estás ocupada? ¿Puedo pasar? — Por supuesto que sí. Mírate cómo vienes. Estaba alistando a Alina por qué su padre la llevará a jugar al parque. Mi esposo es un hombre muy ocupado pero se lo prometió a la niña. A Emma se le vino de pronto las palabras del mensaje que leyó. Eran las exactas que había visto escritas en el celular de Ethan. — Elena, tú... ¿Cómo se llama tu esposo? ¿Cuál es su nombre? — El corazón le latía a mil a la bella asistente. — Su nombre es E
Rafael viajó a aquellos tiempos cuando Emma, él y los gemelos Lombardi estudiaban en la misma escuela. Ella estaba dos grados menos que ellos pero eso no impedía su amistad. Aunque el CEO siempre la había visto con otros ojos. El cabello Rojizo de ella le gustaba muchísimo. Emma era muy linda y adorable. — ¿Dónde está ella? ¿Qué le pasó? — Escribía en su celular y lo enviaba a su amigo. — La encontré en un exclusivo bar del sur. Un tipo la estaba molestando. Seguro quería aprovecharse de su estado de ebriedad. — ¿Lo mataste? — Preguntaba el CEO fríamente. — ¡Diablos no...! Solo lo amenacé para que la dejara en paz y se largara. ¿Te sigue gustando, eh? — Sabes que tengo una prometida. — No fue eso lo que pregunté. Tu relación absurda no es el punto aquí. — ¿Para donde la llevas? No te atrevas a tocarle uno solo de sus cabellos, Domenico. — Ella es soltera, tú tienes novia. ¿Qué me lo impide? Ya te has decidido casar con Joana. Por cierto suerte con eso. Se sabe
Esa noche el millonario CEO Rafael Mendoza se quedó dormido en el sofá de la sala de su amigo observando a su antiguo amor. No fue hasta que el sol les dió a ambos en el rostro que despertaron. — ¡Carajo, me duele mucho la cabeza...! — La pelirroja se llevó las manos a la cabeza intentando atenuar el dolor. ¿En... dónde estoy? No conozco este lugar. — La jóven se puso de pie con dificultad, temía haber despertado con algún desconocido y haber hecho algo inapropiado, más cuando lo vió frente a ella, era él... Su amor de adolescencia, el hombre dormía en el sofá, Emma apenas alcanzó a ahogar un grito con su mano. El corazón de Emma parecía que se le iba a salir del pecho, ¿Qué diablos hacía su ex novio ahí? ¿Acaso él la había traído a su villa? El hombre que quiso con locura, Rafael Mendoza, yacía ahí dormido cubriéndose con su fino saco del frío. Estaba más apuesto de lo que lo recordaba, cabello oscuro, ojos verdes esmeralda tan profundos como el mar, sus gruesos y carnosos labi
La respuesta del CEO Mendoza fué tajante y hasta algo ruda. Emma no terminaba de discernir si su contestación le complacía o le disgustaba. Es decir, no quería volver a cometer el mismo error que cometió con Ethan y ser utilizada de nuevo. Bien decían que mezclar trabajo con romance nunca resultaba bueno. Pero a la misma vez se sintió un poco decepcionada. Al parecer su amor del pasado no conservaba ni un mínimo sentimiento por ella. — Okey... Entonces ha quedado claro. Mañana a primera hora estaré en tu oficina, llevaré a Elena para que las dos comencemos a trabajar. Ahora sí me voy. — Emma señaló la salida mientras comenzaba a caminar torpemente. — !Alto ahí! — El CEO volvió a detenerla. La pelirroja se detuvo como si la sola voz del hombre la paralizara. — ¿Y ahora qué, Rafael? Ya te dije que necesito marcharme. — Espera. El ojiverde caminó hasta ella y buscó su celular. Tecleó su número en el y se marcó. — ¡¿Qué diablos haces con mi celular?! ¡Esto es privad