Debes casarte o perderás la compañía.
El CEO Mendoza no entendía nada de lo que su abuelo se refería, ¿Cómo podía perder la compañía que el había levantado y había colocado en los mejores puestos a nivel mundial.
— No me vas a seguir chantajeando como si fuera un niño, ya no estoy dispuesto a permitirtelo, así que te aconsejo que dejes de perder tu tiempo. — La seriedad en la voz del CEO dejaba ver lo molesto que estaba.
— No es un chantaje, y tampoco estoy mintiendo, la sociedad que teníamos pactada los Montez y los Mendoza tenía cláusulas muy rigurosas para seguir, ninguno de los dos podía incumplir con lo pactado o las consecuencias serían terribles. ¿Quieres verlas? Ten, te muestro.
El anciano hizo una señal al abogado y este le pasó un viejo contrato que comenzó a leer con avidez.
Estaba lleno de cláusulas, Pero la que más llamó su atención fue una que decía que no podía cancelar su compromiso con Joana Montez, por qué en caso de hacerlo la compañía pasaría con carácter de inmediato a su familia y a ella.
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