Apuesto profesor personal.
El mediodía llegó, la convención se había terminado por fin, Emmanuel Angelo y Emma, comían y conversaban amenamente en un restaurante de alta gama.
— No conocía este lugar Angelo, estás refinando mucho tus gustos. — Comentó el CEO De León haciendo disimuladamente bullying a su amigo.
— Fíjate que creo que estoy de acuerdo, mis gustos están cambiando, ahora mismo la belleza, la elegancia y sofisticación, está llamando poderosamente mi atención.
A Emmanuel se le borró la sonrisa de pronto. ¿Qué es lo que quería decir su amigo? Era verdad que le había sugerido muchas veces que no se encerrará en un caparazón, que la vida continuaba, que conociera chicas, pero no a alguien cercano a él. Enarcó una ceja y preguntó.
— ¿Qué dices?
— Que tal vez ya es hora de que escuché tus concejos, ¿No es eso lo que tanto querías Emmanuel, o es que ya cambiaste de opinión?
— No lo sé, hay algo que se escucha extraño. — El CEO se dirigió a su hermana. — Emma, la buena noticia es que regresa