Capítulo 92. Una hija orgullosa.
Mía Soler
La luz tenue de la lámpara de noche dibujaba un círculo amarillo en la alfombra. Me quedé quietecita bajo las sábanas, respirando muy lento para que la niñera pensara que ya estaba dormida.
Escuché su silla crujir y luego el sonido suave de su respiración. Cada vez más profunda, más pesada.
Esperé un poquito más, contando en mi cabeza cómo hacía en la escuela: uno… dos… tres… hasta veinte.
Nada.
La niñera roncaba bajito, como un gatito cansado.
Me incorporé despacio. El corazón me latía tan rápido que casi podía oírlo en la oscuridad.
Me deslicé fuera de la cama y apoyé los pies descalzos en la alfombra. El frío de la noche se coló por la ventana y me hizo temblar, pero no importaba.
Fui hasta la maleta que mamá había dejado a los pies de la cama. Abrí la cremallera con cuidado, despacio, para que no hiciera zip demasiado fuerte. El sonido me pareció un trueno en aquel silencio.
Dentro, encontré mi vestido favorito: el que tenía un lazo violeta en la cintura y brillitos en l