Capítulo 32. El precio de Luciana.
Adrián Soler
Mientras estaba sumido en esos pensamientos, Luciana me interrumpió.
—Vayamos adentro, está haciendo mucho frío. Además, hay un tema que quiero conversar contigo.
Caminé detrás de ella, hasta que finalmente la vi acomodarse en el sillón, cruzando las piernas con esa elegancia que usaba como un arma. Me miraba como quien ya tenía la victoria asegurada, con esa sonrisa lenta que mezclaba dulzura y veneno.
—Está bien, Adrián —dijo, acariciando el borde de su copa con un dedo—. Hablaré con mi padre. Veré qué puedo hacer para que mueva sus contactos en Argentum Entertainment.
Una chispa de satisfacción me recorrió el cuerpo. El primer paso estaba dado.
—Sabía que lo harías —repliqué, confiado, dejándome caer en el sillón frente a ella—. Porque eres una mujer inteligente.
Ella sonrió, inclinándose hacia adelante.
—Pero, como te dije antes… nada es gratis, todo tiene un precio… y hay algo que tienes y yo quiero.
La frase se quedó flotando en la habitación como una dag