Capítulo 253. No voy a perseguirla.

Pandora

Recuerdo que salí del edificio de Argentum como por inercia. Recuerdo el frío. Recuerdo la puerta pesada cerrándose detrás de mí. Y después… nada claro. Solo la sensación de que mis pies caminaban solos, como si el cuerpo supiera que tenía que alejarse, aunque yo no tuviera idea de hacia dónde.

Cuando llegué a la calle, el viento me golpeó la cara y me hizo despertar. No tenía carro. El poco dinero que tenía era para comer algo y no pasar hambre. No tenía casa, no tenía nada.

Me abracé los brazos y caminé. No había taxis. No había buses. No había nada.

Después de horas de caminata, llegué a un refugio nocturno. Un edificio viejo con un letrero azul gastado. “Centro de ayuda temporal”.

No pensé. No tenía fuerzas para pensar.

Entré.

Una mujer de unos cincuenta años, con un uniforme simple, me miró sin sorpresa. Supongo que estaba acostumbrada a ver gente rota entrando por esa puerta.

—¿Necesitas cama? —preguntó con voz baja.

Asentí.

Me pidió un nombre. Dudé.

—Pandora —respondí.

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