Capítulo 231. Frente a frente.
Maximiliano Delacroix
Mía estaba sentada en mi silla giratoria, dibujando un sol amarillo con un crayón. Tenía la lengua afuera, concentrada. Cada tanto levantaba la mirada para asegurarse de que yo seguía allí.
Era suficiente con verla para sentir que había tomado la decisión correcta al retirarla de la escuela ese día.
Yo revisaba correos y mensajes desde mi laptop desde la mesa de juntas. Había movimiento. Las órdenes se estaban procesando. Los informantes confirmaban que José Velasco estaba intentando salir del país y las autoridades lo estaban esperando para detenerlo. Todo iba como debía ir.
El silencio en la oficina era cómodo. Mía coloreaba. Yo trabajaba. Todo estaba en orden.
Hasta que la puerta se abrió de golpe.
No tocaron.
Nadie entra así a mi oficina.
Era Enríquez, uno de los agentes de seguridad de Argentum que estaba ese día de guardia. Traía el radio en la mano, el chaleco puesto y el rostro tenso.
—Señor, tenemos una situación en el helipuerto.
Me giré. Mía ni siquie