Capítulo 216. Destapando el engaño.
Maximiliano Delacroix
Las guerras más sucias no se pelean en la calle.
Se pelean en salas alfombradas, con carpetas sobre la mesa y sonrisas que cuestan más que un disparo.
Y yo estaba, una vez más, en medio de una de ellas.
El reloj del despacho de la oficina, marcaba las nueve en punto cuando entraron.
Amy primero, con su andar sereno e impecable, sin una arruga en la blusa.
Detrás de ella, Adrián, con el ceño fruncido y la mandíbula tan apretada que parecía tallada en granito.
Y cerrando el grupo, Pandora, con esa mezcla de determinación y cautela que solo tienen quienes han visto el peligro de cerca y aún así decidieron volver a mirarlo a los ojos.
Los esperé de pie, junto a la mesa de reuniones.
El equipo legal ya estaba sentado, revisando documentos y proyectando diapositivas con fechas, movimientos bancarios y nombres.
Sobre la pantalla principal brillaba el título del caso:
Velasco vs. Soler. Demanda civil por infidelidad conyugal y reclamación de bienes.
—Siéntense —dije, con