Capítulo 211. La estrategia del sudor.
Amy Espinoza
El aire tenía ese olor a tierra húmeda y hojas recién cortadas que siempre me hacía sentir viva.
Corría por el parque con paso medido, respirando al ritmo de la música que retumbaba en mis audífonos.
Cada inhalación era un pensamiento que dejaba atrás; cada exhalación, una decisión que no podía cambiar.
Llevaba casi cuarenta minutos corriendo, aunque me detuve antes de completar la ruta habitual. No quería agotarme, solo parecerlo.
La sudadera gris se me pegaba al cuerpo y el cabello, recogido en una trenza alta, caía sobre mi hombro.
No era la primera vez que fingía cansancio para despistar. La gente tiende a mirar, pero no a observar.
Me agaché junto al lago, fingiendo estirarme, mientras mi mente repasaba los pasos exactos del plan.
Entrar al bar, pedir algo ligero, esperar unos quince a veinte minutos y dirigirme al baño.
El USB debía seguir allí, en el baño, en el descanso de la pared; era simple en teoría.
Pero las cosas nunca eran simples cuando había dinero, poder