Capítulo 184. Un hombre nuevo.
Maximiliano Delacroix
Me quedé observándolo, viendo como un hombre que lo había tenido todo, lo perdió todo, en un abrir y cerrar de ojos. Su derrota era literal. Y en su derrota había una contradicción: culpable de errores, sí, pero también víctima de algo que parecía más grande que sus errores.
Tomé el abrigo con el que había llegado y me enderecé en la silla, más para ganar tiempo que por frío.
—Te ofreceré algo —dije—. Mi empresa asumirá tu representación legal y de imagen. Te buscaré algunos contratos. Una vez salga de aquí. No lo hago porque te crea mi amigo ni porque me agrade tu pasado, ni siquiera porque me inspires lástima. Porque si te soy sincero, todo lo que te está pasando lo tienes bien merecido y me alegra que te haya sucedido, eso te enseñará a que en el futuro no cometas los mismos errores. Y vuelvo y repito, si te voy a ayudar, lo hago por Mía. Ella pidió ayuda y yo no le niego nada a mi hija. Porque aunque no tenga mis genes, tiene mi corazón.
Apreté la mano en un