Capítulo 18. Las intenciones de Maximiliano.
Amy Espinoza
Al escuchar sus palabras, el corazón me dio un vuelco.
Me quedé esperando que confirmara mis peores sospechas, que me quería como amante, igual que Adrián.
Sentí que la sangre se me helaba y al mismo tiempo se me incendiaba el pecho. El silencio en la sala era tan denso que podía cortarse con un cuchillo.
—¿Qué quieres a cambio de ayudarme? —le pregunté.
Maximiliano me miró con esos ojos que parecían diseccionar cada parte de mí, como si fuera capaz de arrancarme hasta la última defensa sin siquiera mover un dedo. No respondió enseguida. Su silencio era peor que cualquier palabra: pesado, magnético, cargado de algo que me helaba y me calentaba la sangre al mismo tiempo.
Estaba a punto de repetir la pregunta, esta vez con la voz más firme, cuando la puerta se abrió.
El sonido fue seco, casi autoritario. Giré de inmediato y vi a Victoria Rivas entrando en la sala.
Aunque ya la había visto antes, no dejaba de impresionarme. Su sola presencia imponía respeto… y un poco de m